Thursday, August 10, 2006

* El Lagrimal Estremecido y otros poemas



-1-

El lagrimal estremecido
por el anatema
del olvido,
la entrecortada simulación
del instantáneo delirio
en fuga,
entre ígneos artificios
y desvanecidas súplicas
levitan y se erigen
en
última mirada
ante la desesperación
de un espejo.


-2-

Anclado reino del
famélico interludio.
Saturnal semitrino
de lunáticas secuencias.
El agusanamiento del
plexo no atisba los huracanes,
no reconoce los hallazgos.
Selenitas cadencias
se deshacen
en la albura de los síncopes.
En el incesante eclipse
se ocultan aullidos.


-3-

El laurel, la dádiva.
Un devaneo estéril
suprime el ritmo del celo
y adorna la supuesta
máxima de nimiedad.

La estrechez del deseo
desoye al vértigo petrificado.
Desde la irreal punta de la esfera
una ilusión abreva
en los estanques de la mentira.
Se revela la mortaja
de un corazón meditabundo.
Lejos,
sanguíneos goteos
marcan cadencias,
la parte, el todo, la nada.



-4-

Afantasmados relámpagos
destacan el reflejo
de una pálida joya
gastada por
bolsillos aduladores.

Lujuriosos temporales
detienen los bríos,
un crudo lamento
decantado
por estériles pompas
en deriva.

Metamorfosis de las cavernas,
cajas suspendidas del tronco,
las flores acuden
sin alivio
a la ceremonia infinita
de los nervios.


-5-

La información eólica
clausura el cauce y el valle
deletreando aleteos selváticos.
En la calcinación paródica
se fagocita el infierno
caníbal;
es el hervor esmeralda
de la viscosa savia.
Entre la liana y el sigiloso pantano
increpa el paciente zumbido
del insecto en su cripta.
En laberíntica trama
marmórea,
la mantis celebra su ardid.



-6-

El río nace del agonizante día
impregnado de saltos y escollos
dibujando claroscuros,
donde el rostro se confunde
y enciende.
El agua funérea del cauce
irrumpe mefistofélicamente
en la sangre,
su Leteo nos regala el olvido,
la imprecisa certeza
de nuestro infierno
cercano y curvilíneo.




-7-

Dementes deportados
hacia el predio del horror
en sus cápsulas asoladas de risas y azotes,
casi una elegía,
un efecto invernadero
que prolonga el esquivo alarido
de un holocausto salino y vaporoso.
Insanos desmembramientos
en las indefinidas costas
de un mar anclado y varado.
Desvanecidas tormentas de azufre
junto a corales
y arrítmicos peces
bailan la triste danza de la dejada arena:
es todo lo que la inútil playa muestra.





-8-

El carnaval
de la dulce sangre
envenenada
se enmascara en la
pamplina del trivial
y pueril atalaya.
Sobre el muro,
posada sobre la soberbia
del imberbe
embelesado por
el bálsamo,
se deshace
una última ruina
de resina
en los labios.





-9-

El deterioro que no menoscaba
la articulación
se resquebraja
en micrones de huesos
ante la perplejidad
y la inanición
del átomo.
El simulacro que aguarda
el epitelio
se victimiza
en protones de escoria
y desterradas partículas de polvo
no cesan en su avatar
de derrumbe.



-10-

Si deseas tu escarabajo de oro pálido
y pulido nunca te metas en el barril de amontillado.

P.Garrigan


El deforme ojo
dispara el homicidio.
Relojería de imanes en desuso,
ciegas joyas
de necrofílico ataúd.
Delatores corazones
de audibles culpas
disipan letanías
de un recóndito subsuelo.
Latidos letales
alimentan
el monstruoso aleteo
de la obsesión permanente.
Ante el apremiante
interrogatorio
las tablas palpitantes
desenmascaran el ardid.


-11-

Monstruosa decapitación de
la armonía,
fatal destello de la última nota,
miserable destierro de la circunde forma;
advenimiento de la incandescente
luz servida
desaliño del acorde
densidad de dentelladas
el sonido del vacío y el hambre
la fragancia que se obstina
en corcovado ostracismo
y termina por extraviarse.




-12-

El estertor de la euforia
contenida,
cavilante en sus pasos
cansinos,
incita la anestesia de
la innúmera digitación
del goteo clepsidral.
Ciega de libros,
entreviendo
el dormido caos,
la tensión
sacraliza los tiempos.


-13-

El dolor
trashumante
y la vitalidad
sedentaria
anticipan los
solipsismos descarnados.
El malabar
profundo de la variedad
distorsiona
la débil voluntad.
El disparo anochecido
se vuelve digerible y precario
marcando
la estela entristecida
del temporal,
la última mascarada
desenfocada del rostro
en el espejo de la pólvora.




-14-

La indecisión del
quebrantado perímetro,
meros aislamientos
en la disipación del
impacto electrostático.
Una sumida consecuencia
se abdica en
permanentes lejanías,
ciertas irradiaciones de la
luminiscencia del fósforo.

La conmoción
del deprimido volumen,
pura prognosis
en la propagación de
un vahído acústico.
Disipada agonía
se enrola en
diluvianas certezas,
otra efusiva somatización
de percudidas arenas en descenso.



-15-

Chispas edulcoradas
de humedad,
desertadas por la miríada
del tornado.
La persecución del
espectral vacío del bramido
deconstruído
depara en la fugacidad
de su figura retentiva.
El horror de las pesadillas
discontinuas, la
alternancia de las brumas oscilantes
son el prólogo de un despojo,
un avinagrado nudo
que elimina el señuelo,
que asigna el caos.


-16-

La indigerible letanía
vendrá a desleír
en el perfume lunar,
anunciado mortíferas fugas,
cavidades cosmogónicas,
desaires de un álgebra
disparado en un eco tonal y expansivo.
Así, en ácida caída,
en taludes desgarrados de
serpentarias angustias,
se activa la conciencia homicida.
Sus aladas luces celebran
la espera intensiva,
el fuego de acuáticos
espejos,
la paciente terapia
de las horas,
la noche
infectada en shock
de relámpagos,
los gritos
ahogados en el abismo
crepuscular del círculo.





(31)

La fosca encarnación
del desangelado
encantamiento del frenesí,
ante la alerta del tiempo,
aletarga ensoñaciones,
impone la
impronta copulación
del sanguíneo aguijón
frente a una esporádica claudicación
de la espora vacía.


-17-

El efluvio de un grito mudo
precipita élitros policromados,
holgazanas áureas
del septentrional cauce.
Los estallidos
del reflujo obnubilan
órbitas del
fatal desenlace,
un mutismo empedernido
impregna su terror consustanciado
por invisibles delaciones.
La proteína de lo sensible
se agota en un breve parpadeo
rayano a lo marmóreo.



-18 -

La fantasmal serenidad de
las pupilas
presas de una misma suspensión,
atempera su nebulosa
retención en el limbo.
Fugaces en detenida luminiscencia,
las chispas se consumen en la plena degradación,
y los focos,
los otros ojos,
entristecen la pura ceguera de la esfinge.
No detona el perdigón encriptado
en la ola,
persiste en su obtusa demora,
nutriéndose de
innecesarias dioptrías anegadas
que ostentan la voluble sensación
de lo impenumbre.




-19-

La vorágine del opiáceo
sobrelleva la oscuridad del torrente,
múltiples harapos presienten
alucinaciones desgajadas,
intervalos de la estupefacción.
Las bocanadas dilucidan el preciso instante,
galaxias encarnan el encendido juego
de la antorcha y su polución dramática.
El imperio del tortuoso recorrido
dispensa bálsamos,
aleatorias panaceas
ajenas al fugaz motivo del columpio.
Alaridos acercan espantosas visiones,
fisonomías
de un talismán artificioso
que promete
de una arqueada vértebra
los estrambóticos crujidos.




-20 -

Cabellos de cristal de cáñamo
se agitan
ante la nada que ríe
a expensas de
luciérnagas de sal.
Titilantes aguaceros dominan
el sonoro juego sobre el junco.
La madera flagela el curso
de lo húmedo,
evapora los signos
de un diezmado vidrio
postergado por el calendario
insolente de los ciclos.


La visión tornasolada
se destila
en la descolorida pupila de
un exaltado ocaso.
Pequeños filamentos
se deslindan
en crípticas negaciones.
La ebullición del océano
sumido por los rayos
emana desde el herrumbrado arquetipo
un espacio ininteligible
que logra propagarse
con estigmática constancia.



-21-

Un mar de oscilación
pendular designa entre
la arena y el sol
suntuosos
lindes de un intervalo sináptico.
Condenados puentes
trazan fragmentos
seculares de fibras cognoscentes.
Bajo una sed
que apura veleidades
insostenibles,
un agua de estéril cause
se vierte entre suntuosas galerías
del despojo inminente
y mogotes de sal,
arpegiando en rojizo contrapunto,
unos ojos encallados por
cenagosas derrotas.
Tras los cristales desolados:
el tiempo se estanca en la
persistencia del follaje taciturno;
ante la desleída córnea:
la brisa retentiva
de un simulacro de magulladuras.


-22-

Despliegues de un electro ansioso
de caducidad
en el único hueco que la placa obstina.
La irrealidad del humo agotado,
el agobio de un soplo repentino
de alcohólicos manifiestos regados en la mesa.

Llevaste la luna al juicio coherente,
insanas eclosiones perduraron en los
erizados derrames de podrida inocencia.
Nuevas mentiras comenzaron a parirte
para nivelar la perfidia colestérica.
Maquillaste el cadáver de la noche
en su umbral,
en tus ojos no flamearon crepúsculos.
Descansa, Syestovski...
ya no mirarás tras tus lentes
botellas al amanecer...






-23- (en colaboración con Syevstoski)

Cascadas de pánico
y herencias del sodio
eclipsan
el oro y el plancton,
manjares sumergidos
de fantasmagoría.
En quejumbroso habitáculo
ciénagas de sudor y pudor
enferman las
fronteras del magma,
resquebrajan
invertebrados y prosaicos
arroyos,
expandiendo
las aguas putrefactas
de un sueño interfecto.


-24- (en colaboración con Syevstoski)

Pincelados hastíos de tabaco
juramentos pretenciosos de goces
confesión ocular de los vicios necesarios
naftalinica visión atormentada
siniestras pendencias de mórbidos tugurios
desechos fálicos de lo que era cerveza
mingitorios que plasman hartazgos de amoníaco
insoportable habladuría de la pose
tétrica pantomima del rimmel deforme
profilácticos que se suicidan entre las piernas
desfiles de manos y dedos
en los relámpagos de Onán
demoníaco sermón de la resaca a cuestas,
la acrobática dejadez de la fracasada vuelta
anuncia la metempsicosis del periplo nocturnal.

1 comment:

Juan B. Morán said...

Creo que eres una especie de autor prolífico. Me he detenido aquí porque me han gustado estos versos.

Saludos